domingo, 16 de junio de 2013

Roja Tentación

Otra vez las fantasías, te fuiste y volvieron las imágenes imaginadas no tan irreales. Ver Sweeney Todd y amar la sangre artificial, ese hermoso rojo corriendo por los cuerpos de las personas muertas, o vivas que luego pasarán a mejor estado. Y la atracción, una vez más, hacia lo indebido.
Es el morbo, la idea de que sea lo incorrecto pero a la vez que sea tan hermoso y artístico… Querer hacerlo pero que la cordura se imponga a la insanía, una vez más, como hace ya más de un año. Eras mi razón de seguir el camino correcto, y ahora que te fuiste no sé si debo volver o no (no, claro que no debo volver, pero hay días que quisiera volver a intentarlo, sólo para demostrarme a mí misma que soy capaz de hacerlo y dejarlo; como una prueba a mi salud mental). No voy a volver, así como vos no vas a volver, y eso es lo que más me entristece: lo más importante que tenía en la vida, se esfumó igual que el vapor de un caño de escape en invierno. Pero hay una diferencia: el vapor desaparece, vos no.
Creo que en cierta forma es como la muerte misma debe sentirse, sólo que ahora seguís entre los vivos pero cometiste suicidio para conmigo. Estás viva y no te dejás ver, te mataste para que no te vea. Esto, es como ir al cementerio a hablarle a tu lápida: yo te hablo, pero no me escuchás porque no estás ahí. Si estuvieras muerta, te hablaría en cualquier momento del día y sabría que me estás escuchando, porque siempre lo dije, sos quien me cuida y me mantiene en este mundo; sabría que me escuchás porque estarías conmigo. Y ahora no: sé que no me escuchás porque no estás conmigo, le hablo a tu lápida, a tu tumba vacía de cuerpo y contenido. Le hablo a la nada misma.


Yo te voy a seguir esperando. Y sabés qué? Aunque no lo sepas, por vos, voy a mantener mi promesa, nuestra promesa. Aunque el rojo me llame, no le voy a atender.
 Te voy a esperar siempre.