miércoles, 29 de diciembre de 2010

I wanna-be skinny


Ya se que esta mal, ya se que no debo, ya se que le hago mal a mucha gente… pero lo necesito
Necesito sentirme los huesos
Necesito bajar de peso
Necesito no pesarme mañana para no deprimirme
Necesito ser flaca

Maldita wannabe, no querés ser wannabe porque es malo. O sos o no sos, decidite
Quiero ser flaca, pero no quiero hacer mal
Si querés ser flaca deja de comer, así de simple
Pero dejar de comer me hace mal, y le hace mal a mi novio
Pero vas a ser hermosa, date cuenta
No quiero volver a ese tiempo, él estaba mal, yo tenía hambre…
Pero te gustaba tener hambre, no lo niegues
Si, era hermoso…
Entonces no te quejes! Volvé al ayuno que te hacia bien
No! No me hacia bien! Tenia hambre... y lucho se sentía mal. No estaba bueno
Te encantaba tener hambre, eso no esta en discusión, cállate y cerrá la boca
Bueno u.u’
Viste? Las vacaciones son la mejor ocasión para largar la comida. Te vas al pasto, salís al mediodía, decís que ya comiste afuera, que te compraste algo… es un gran plan!
Pero no quiero hacerle mal a nadie
Boluda! Estas en la costa! TENES que estar hermosa, sino te vas a sentir mal cada maldita vez que te pongas una estúpida malla para ir a la playa con tus padres y te la vas a tener que bancar
Si, en eso tenés razón…
Bueno, ahora a poner en marcha el plan. Mañana comes lo menos posible (potenciado por las salidas programadas) y el jueves te vas a la costa. Entre los abdominales que vas a hacer y la no-comida vas a estar bárbara…
Sigo sin querer, no quiero que mi novio se vuelva a enojar… no quiero no quiero
Oooh, vas a llorar ahora? Estas es un cuarto con gente, no vas a hacerlo. Obedeceme porque sabes que te conviene
Y esta discusión podría seguir para siempre, o por lo menos hasta que me vaya a dormir, dentro de mi cabeza entre mi personalidad con anorexia y la que esta intentado salir. Por ahora, la segunda va en cabeza y estamos comiendo (estamos, sí, suelo escribir en plural. La mayoría de mis entradas a mi Journal son en plural)
De verdad quiero salir, se que hace mal no comer por mucho tiempo… pero como nunca vi consecuencias reales del ayuno, no puedo decir que es malo…

Espero sobrevivir a las vacaciones, una semana a solas con mi madre y mi hermano pueden fácilmente matarme mentalmente mis pocas neuronas todavía vivas. Esas mismas neuronas son las que se van a concentrar en leer musica y a Xul Solar, pero cuando los libros se acaben o las comidas (otra vez la palabra comida, maldita invasión diría la personalidad anoréxica) sean obligatorias, voy a verme forzada a interactuar con mi familia, cosa que no quiero y no se si voy a soportar, mucho menos si no tengo Internet (ojala el balneario ponga wifi este año también, porque sino el dinero en Cyber va a ser una gran cantidad)
Voy a tener que soportarlo, claro, no me queda otra. Mi novio va a venir a salvarme, pero recién la segunda semana de enero… I hope I can make it till that day…

Y esto es todo, no se que mas escribir, necesitaba descargar mis ganas y mi necesidad de volver a ser hermosa [anoréxica] para el maldito verano. Voy a vivir a vestido, no pienso mostrar la panza, los rollos, la carne que nadie quiere ver me voy a avergonzar de mi misma si las bolas de grasa salen cada vez que me siento en la reposera. Basta, suficiente depresión sin llanto por hoy.

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I’m insane, I’m not mentally healthy… Would you help me, please? Would you help me survive? Please, save me from myself

(Wake me up)
Wake me up inside
(I can’t wake up)
Wake me up inside
(Save me)
Call my name and save me from the dark
(Wake me up)
Bid my blood to run
(I can’t wake up)
Before I come undone
(Save me)
Save me from the nothing I’ve become

Evanescence -  Bring Me To Life

lunes, 20 de diciembre de 2010

Positiva

Resulta que no todo es malo, la ida tiene un lado positivo.

Hace un tiempo, mi proyecto final de Taller habla justamente de las cosas positivas de un viaje en colectivo, por ejemplo. Quien me iba a imaginar a mi escribiendo sobre la positividad de las cosas? Yo, que veo todo negativo por todos lados. Este fin de semana me dejo terriblemente positiva, me sentí realmente bien los tres días que no estuve en mi casa (desde el viernes a la tarde hasta el domingo al mediodía) y fui feliz.

El viernes a la tarde salí de mi casa con una mochila llena de ropa para el casamiento del sábado. Llegue allá y me quedé a dormir, obviamente.
El sábado nos despertamos y fuimos a la ceremonia de una prima de mi novio (que yo la había visto una sola vez y la verdad no me la acordaba). Llegamos justo para la parte que los novios leian los votos… y debo confesar que me emocioné: los vi a ellos totalmente felices en el altar y me puse a imaginar cómo sería cuando nosotros estemos ahí adelante. Sí, me puse a fantasear con mi casamiento. Quiero casarme, y la persona que quiero que esté al lado mío es la que está desde hace más de dos años junto a mi. Quiero pasar el resto de mi vida asi, quiero pasar por eso.
Saben cómo sé que es él? No puedo explicarlo, es una sensación. Explicame el frio, explicame la emoción, explicame porqué te gusta una cosa… son cosas que no pueden explicarse, sino que simplemente se viven y se sienten BIEN. Este fin de semena me sentí bien, me senti feliz, me senti como si nada pudiera arruinarme lo que estaba viviendo (ni siquiera ese viaje en camioneta que casi termina mal, porque todo forma parte de una cotidianeidad tan hermosa…)
No suelo sentirme asi… pero es TAN lindo cuando sucede…

Gracias a mi novio por existir, sin él ninguna de estas inexplicables sensaciones sería posible, sin él no sería feliz de la forma en la que lo fui, sin él yo no sería yo. Nos completamos mutuamente, por eso me emocioné en el casamiento: porque creo que podemos ser felices para toda la vida (no como esos matrimonios fugaces que duran unos meses, sino como realmente se dice en los votos: “hasta la que muerte nos separe”)
Te amo novio ♥

lunes, 13 de diciembre de 2010

Fábula

Estoy conciente de que esto puede llegar a herir a algunas personas que me quieren, pero necesito sacármelo afuera de alguna manera

-Desearía audiencia con la princesa de cristal -solicitó el príncipe cortésmente-.
-¿El motivo de su visita? -preguntó el lacayo real-.
-Organizar un banquete para ahondar en la confraternización de nuestros reinos.
-Me temo que no va a poder ser, alteza. La princesa Ana detesta los banquetes, y la comida en general. Lamento tener que pedirle disculpas en su nombre.
El príncipe abandonó el palacio pero, perseverante como era, volvió al día siguiente habiendo elaborado una nueva excusa.
-¿Qué desea, alteza? -preguntó el lacayo-.
-Querría reunirme con la princesa de cristal por motivos comerciales. Mi reino importa exquisitos manjares de los cuales me gustaría regalar a su alteza, la princesa Ana, una pequeña muestra como signo de concordia.
-Siento tener que rechazar su ofrecimiento de nuevo pero la princesa Ana apenas se alimenta más que de agua. Cualquier otro alimento le causa una extraña indigestión.
-¿La ha visto algún médico?
-Su alteza manifiesta que se encuentra perfectamente siendo sus males exclusivamente pasajeros. Aunque he de confesarle que cada vez la veo más desmejorada.
-¿Y no podría concederme audiencia?
-Me temo que no. La princesa de cristal desea estar sola. Quizá otro día.
El príncipe volvió a marchar del palacio y una vez más volvió al día siguiente, aunque desprovisto de mentiras.
-¿Quiere ver a la princesa Ana? -preguntó el lacayo real con gesto compungido-.
-Así es -respondió el príncipe-. Pero esta vez no voy a mentirle. Estoy enamorado de la princesa de cristal desde que la vi en las fiestas de su décimo octavo cumpleaños que organizó su madre, la reina Mia, antes de su amargo fallecimiento por inanición.
-Lamento decirle que la princesa Ana ha seguido los pasos de su madre, la reina Mia -dijo el lacayo sin poder esconder las lágrimas-. Ha fallecido esta mañana en su lecho.
-¿¡Fallecido!? -exclamó el príncipe consternado-. ¡No puede ser!
-Me temo que sí. Al final consiguió lo que perseguía: no volver a probar jamás un bocado.

El otro día tuve una recaída: estuve un largo rato mirando fotologs de chicas Ana y Mia, simplemente para ver y recordar lo bien que solía estar y lo mal que estoy ahora. De hecho, esta historia la saque de un fotolog (que no voy a mencionar). Por un lado me encanto y por otro lado la odie, esos sentimientos encontrados que tenemos todo el tiempo…

Extraño la anorexia, extraño ser flaca, extraño sentir el hambre y el placer de saber que no tengo nada adentro, extraño mi fuerza de voluntad par mantener el ayuno todo el día, extraño mi enfermedad. Porque eso es: la anorexia es una enfermedad, pero en vez de tener malos efectos nos deja hermosas, siempre y cuando sigamos enfermas durante mucho tiempo. Cuando nos “curamos” (entre comillas, porque no creo que esto se cure sino que se controla) volvemos a ser la misma bola de carne que éramos antes, pero siendo “felices de comer sin restricciones”.
Según mi madre, “no podes ser anoréxica vos, si te encanta comer”. Si, es cierto que me gusta comer, pero prefiero sacrificar la comida por la belleza (y no hablo de ir al extremo de que se me noten las costillas sin necesidad de “aplastar la panza”, sino simplemente tener el vientre plano que todas las fucking modelos muestran en los afiches publicitarios). En uno de los fotologs a los que entré, la dueña había subido una foto suya con la remera semilevantada y se le notaban los huesos: por una parte me encanto porque si bien no quiero ser así, quiero acercarme lo mas posible; por otra parte me dio asco, porque ese no era un lindo cuerpo sino uno sin consistencia; finalmente, me di asco de mi misma de que ese ejemplo me gustara y lo tomara. Otra vez los malditos sentimientos encontrados.

No, no quiero morir
No, no quiero que me internen
No, no quiero dar lástima
No, no quiero que la gente que me quiere se ponga mal
Pero lamentablemente es lo que siento y no se como evitarlo

Hoy alguien escribio “Ana te necesito...soy un asco, soy una persona inmunda, ¿dónde quedo la belleza que me caracterizaba? devuélvemela por favor...” y me sentí identificada… Maldita enfermedad que me hizo hermosa y ahora me abandona, justo cuando mas la necesito. A vos que escribiste esto, te entiendo.

Y otra vez les pido perdón a todos los que se sienten mal leyendo esto, pero es lo que hoy estoy pensando, y necesitaba escribirlo
Siempre tuve ese rollo, esa obsesión: escribir. Escribir cualquier cosa que me venía en mente, las cosas que me estaban pasando. (…) El papel es prudente. El papel no te es infiel, no te caga, te deja ser. No te pone cara de circunstancia. (...) Supongo que por eso siempre me aislé de esa manera: nunca tuve la necesidad de comunicarme, porque ya lo estaba haciendo. Escribir es comunicar, aunque mis escritos siempre terminaban escondidos
Abzurdah

lunes, 6 de diciembre de 2010

La Mancha

Esto es un trabajo que tuve que hacer para la facultad, con la consigna de Zoom (enfocar a algo), pero que va muy bien con lo que me esta pasando ahora

La Mancha

No era la primera vez que lo hacía. Tenía experiencia. Aunque ya había pasado mucho tiempo, y con su correr se va perdiendo la mano. Allí, otra vez. Dos años habían pasado, y ese día ese lapso iba a cortarse, igual que la carne.
El cortante siempre estaba en la mochila, por las dudas, nunca estaba de más tenerlo en ese pequeño bolsillo. Por suerte, nunca más había sido necesario. Hasta ese momento, el día en que los límites de lo prometido habían sido cruzados.
Otra vez el filo contra la piel, otra vez el frío y calor al mismo tiempo. Otra vez.

Después de hacerlo, de romper esa promesa que por un par de años había parecido irrompible (e innecesaria de romper), la hoja alojada en el soporte de plástico verde estaba manchada. Otra vez.

Los detalles nunca habían parecido tan claros como en ese momento. Las finas líneas que dividían en cinco partes iguales, de forma rectangular más bien parecidas a un paralelogramo, eran más notorias que nunca. ¿Por qué? Simplemente porque antes no habían sido objeto de atención. La atención estaba fija en la primera (o la última, dependiendo del punto de vista de quien observe) de estas cinco partes: tenía la punta rota, le faltaban pequeños trocitos de metal en su esquina inferior izquierda. Claro que este elemento no tenía una sola finalidad, también era usado para otras cosas, como rayar la mesa del colegio o cortar las cintas que unen la tapa de una caja cuando algún objeto es nuevo. El recipiente que sostenía el filo estaba rayado, seguramente por la tijera del bolsillo que compartían o por haberse caído alguna de las veces anteriores. Otro detalle sobre el soporte: no tenía culata, esa pequeña pieza de color negro que evitaba que la hoja se saliera del soporte. Seguramente esa ausencia había facilitado las cosas muchas veces, en tiempos de apuro, donde solo era necesario un alivio momentáneo, rápido y fácil de obtener. La empuñadura de este pedazo de plástico verde tenía una mano dibujada, en la exacta misma posición en la que había sido usada ese día como hacía más de 730 noches. Finalmente, esa sustancia rojiza goteando del filo, ayudada por la aspirina, corría tanto por el metal inorgánico como por la sustancia orgánica de la que todos estamos hechos. Tan llena de datos, sentimientos, células, penas y anticuerpos corría como un río naciente de una montaña, como la lava desbordada del borde de un volcán en erupción, tan rápida y tan lenta, corría. Ese día, la sangre fue objeto de atención. Ese día todo parecía agrandado como con el ojo de una lente de una cámara fotográfica. Ese día, dibujó una rama en forma de horqueta, de esas que usan los niños para hacer resorteras; dibujó un mapa hídrico, parecido a la geografía de Santiago del Estero; dibujó tantas otras cosas, que quienquiera que mirase encontraría algo diferente.
Cierta marca de rollos de cocina es anunciada en la televisión por tener “los paños más absorbentes del mercado”. Esa marca, ese día, cumplió su promesa. Al igual que una promesa fue rota, otra fue cumplida. Esa promesa dibujó un manchón de tinta roja y un lago, dibujó un monstruo infantil y una pelusa sobre el blanco fondo. Era verdad, efectivamente eran muy absorbentes.

Los azulejos celestes quedaron iguales, la cortina siguió igual de blanca, el espejo igual de reflexivo que siempre, las ventanas reflejaban la luz grisácea de la luna. Nada había cambiado en el entorno. O casi nada, solamente había habido una modificación: el agua del inodoro no estaba transparente al igual que cuando la puerta se había cerrado, ahora tenía un tinte rojizo causado por la misma sustancia que provocó la mancha en el filo del cortante verde al que le faltaba la culata negra. El resto de los colores no habían cambiado. O quizás sí habían cambiado, pero a menos que en ese mismo momento se hiciera una tomografía del cerebro para verse los nuevos tonos, los colores no habrían cambiado nada.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Invasión navideña

Navidad, Navidad, llega navidad
La alegría de este día hay que festejar ♫

Así dice la canción que todo el mundo va a estar escuchando en la tele en las próximas semanas, seguramente entre muchos otros jingles creados específicamente por las marcas para esta ocasión.
Pero a mi no me gusta la Navidad.

Me di cuenta que con el paso de los años me gusta cada vez menos la Navidad, me exasperan cada vez mas las propagandas y los "especiales navideños"... Y como hay nenes chiquitos en mi familia (el año pasado nació una, otro que tiene creo que cuatro y otro de seis) todavía la tradición se mantiene y todos menos yo la disfrutan. Todo el tema de Papá Noel y los regalos que la mayoría de las veces me decepcionan, el brindis con gente que capaz no me cae del todo bien y tengo que decirles "feliz Navidad" aunque no crea en la Navidad... todo eso hace que cada año me entusiasme menos la Navidad.
De hecho, creo que es una festividad artificial: el traje de Papa Noel / Santa Claus es rojo porque fue una idea de la empresa Coca Cola, se come comida caliente y calórica porque las potencias mundiales que hoy gobiernan el mercado festejan la Navidad en invierno y necesitan comidas calientes, los negocios aprovechan para aumentar sus precios hasta el cielo porque saben que la gente va a comprar en estas fechas (porque un mandato social se los exige, y este tipo de costumbres es mucho más fuerte que una regla o ley oficial), etc etc etc.
Por otra parte, lo que más se ve reflejado en las tarjetas navideñas en mi familia es la religión: mi tía y mis abuelos están muy ligados a la iglesia católica (no son fanáticos religiosos, pero les gusta ir a misa y poner el muñeco bebé en el pesebre a la noche del 24 de diciembre), por lo que los mensajes tienen que ver con “que el espíritu de Jesús entre en tu corazón en esta Navidad” y cosas por el estilo. Yo no creo en eso, y no voy a meterme en un debate sobre religión en este post, porque no es el tema central y no quiero ofender a nadie con mi forma de pensar (independiente de todas las de todos los demás)
Creo que la Navidad es artificialmente construida por la sociedad de consumo
Creo que la Navidad es una fiesta legítimamente religiosa actualmente desviada
Creo que la Navidad puede ser una hermosa reunión familiar… si no tuviera toda la carga ideológica y las responsabilidades que acarrea
Creo que la Navidad puede ser una simple cena entre gente que se quiere desvirtuada por lo que los mandatos sociales exigen

Lo único que rescato es que tengo permiso de ser piromaniaca… y mi superficialismo rescata las cosas que la gente que realmente me conoce me regala y sabe que me va a gustar y disfruta de mi cara de emoción cuando veo un artículo que sé que la persona se esforzó para conseguir solamente para ver la felicidad en mi cara cuando lo reciba
Aunque debo admitir… me encanta armar el arbolito el 8 de diciembre