Me siento en la
necesidad de hacer un resumen de lo que fue el, ahora, año pasado.
Conocí mucha
gente, buena y mala: H que me bancó en todas, las buenas como los
post-recitales y las malas como la pizzería; B&J, mis wendystas leales que
vinieron conmigo a la Costanera y más allá; DG y compañía, que me enseñaron
cuán maldita puede ser una persona con tal de lograr su objetivo sea cual sea;
Anne, con quien nunca sabemos en qué situación estamos y vivimos diciéndonos de
todo para después terminar bien; Lucy-chan, que me mostró que hacer lo que el
mundo considera incorrecto no siempre es malo (aunque tampoco siempre es
bueno); los Mamertos con los que compartí esa tarde de sol en Constitución
hasta el límite de formar una cuasi secta cibernética… En fin, seguramente me
olvide de algunos, pero todos ellos están en alguna parte de mi cerebro y
espero que se me queden en la memoria.
A la vez, supe lo
que es trabajar para un jefe real y todo lo que eso implica: soportar las
presiones, los maltratos, las tareas desagradables, y el “agachar la cabeza y decir ‘sí señor’” para
poder seguir ganando un poco de dinero; aunque también estuvieron los chismes
laborales, los líos internos y personales de cada uno, las estalladas de
personalidad y los choques que eso genera con los superiores, conocer gente que
queda después de terminar el contrato… Lo que se dice un trabajo real.
No quiero hablar
de lo que perdí, porque también es mucho: perdí personas, bienes, pensamientos,
confianza… Pero no hay que pensar en eso, si hay que pensar en algo que sea lo
bueno; de otra forma, el mundo sería completamente oscuro. Y si hay algo que
pude aprender en el año que se terminó, es que siempre habrá un punto de luz en
un apagón: puede ser algo material una persona o un objeto, o algo inmaterial
como un mensaje, una canción o un pensamiento. Lo importante es poder ver ese
punto de luz para convertirlo en un haz que ilumine la habitación.
La música,
siempre tan presente en la vida cotidiana y en constante movimiento: siempre
descubriendo cosas nuevas y dejando de lado otras, reinventándose a sí misma
para generar nuevos efectos en quien
decida escucharla. En un resumen anual no puede faltar el soundtrack original.
En fin, creo que
me extendí demasiado. Fue un año que se terminó y otro que comenzó, aunque no
sea más que un día en el calendario (igual que los cumpleaños), puede hacerse
un parate y ver hacia atrás lo sucedido. Aunque saben qué? No es necesario
esperar a cambiar de año para hacer reset,
podemos empezar de nuevo cualquier día que lo queramos, solamente tenemos que
querer hacerlo.
Feliz comienzo de
2013 a quien esté leyendo esto.
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