Vuelven las
fechas. Vuelve Agosto y vuelve Febrero, vuelven Marzo y Abril. Vuelven todos los
días que decido que vuelvan. Bueno, no lo decido, sino que simplemente vuelven
por sí solas a un lugar donde nadie las llamó ni son bienvenidas. Vuelven para
arruinarnos el día, la tarde, o el momento; pero nunca traen alegría con su
presencia. Son números, son hechos, son personas, son horas, son cosas
inmateriales que tienen efecto en el plano totalmente material; o acaso el
cuerpo no es algo material y sensible, en todos los sentidos de la palabra? Son
agradables y desagradables, son cosas que pasaron y siguen pasando, son eso que
esté pero a la vez no.
El disparador
puede ser cualquier cosa: una palabra, una imagen, un mensaje, un tweet o una
actualización, una persona, un lugar o algo que creíamos perdido pero apareció
después de mucho tiempo. No importa cómo empiece, sino cómo termine. Cada fecha
tiene su inicio y final determinados y predeterminados, como que Calibri sea la
fuente predeterminada en éste Word. Pero, al igual que la fuente, las
reacciones finales pueden cambiar cada vez que abrimos el Word o una fecha.
Pasaron. Después de
terminar, volvieron. Y seguirán volviendo. Porque nada puede deshacer lo que ya
está hecho ni predecir el futuro. Pero, como dice arriba, hay cosas que vienen
predeterminadas y se sabe cómo (y, a veces, hasta se sabe porqué) van a pasar.
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