Hoy vi una película en la que hay dos partes claramente distinguidas: la primera, en la que el adulto juega el papel de adulto y no cree en las hadas y en las magia que los hijos de su novia sí; y la segunda, donde el adulto "vuelve a creer en la magia" y todo es posible. Claramente, la película termina bien: el hijo teniendo éxito, la nena creyendo en la magia, y los adultos casándose. Porque es una película.
En la primera etapa, el hombre le dice al chico: "podés ser excelente con la guitarra, ser un chico prodigio de la música a los 13 años... pero siempre va a haber uno de 12 que haga lo mismo que vos con un año menos"; después de este episodio, el chico rompe la guitarra. En la segunda etapa, el hombre le regala una guitarra nueva al chico y le dice "yo sé que podés ser excelente, andá a tocar a la escuela. Yo creo en vos, sos un gran guitarrista a una corta edad"; el chico salta de la cama, mágicamente ya no tiene las mejillas mojadas, y da un buen show en la escuela. Porque es una película.
A los nenes les viven diciendo grandes mentiras para que crean en algo que no es real (y no hablo de la existencia o no de un dios): Papá Noel, los Reyes Magos, el Ratón Pérez; para que luego cuando se enteren se les caiga el mundo abajo y empiecen a darse cuenta de cómo es la vida realmente.
En mi familia me dicen (en una típica discusión navideña) que no es cuestión de creer o no creer en ese ente mágico, sino en el hecho del compartir (en este caso, regalos) y unirse como familia y comunidad; mi respuesta es "si quieren compartir regalos, compren cada uno algo que quieran darle a la otra persona y dejen de hacer la parodia de "ahí viene Papá Noel" y esconder los regalos, si de igual manera la final todos van a terminar intercambiando regalos". La eterna discusión navideña de "Atea y antimágica" contra "Católicos con hijos pequeños". Rutina de fin de año.
A los niños también les dicen que, si realmente quieren conseguir algo, creyendo firmemente en que lo van a lograr, efectivamente lo van a lograr. Para que cuando el chico diga "quiero ser músico" y le den la guitarra no le salga nada, se frustre, y choque con la realidad. Otra vez las películas que fomentan el pensamiento mágico actúan, sobre los chicos y los grandes.
Desde que empecé violín, tengo claro que lo que quiero ver en mi futuro es música... pero después de casi un año de clases apenas aprendí algo, demasiado básico como para lograr algo personal (mi "sueño" es poder ponerle música a mis escritos) y dejar de hacer (solamente) lo que personas mucho más desarrolladas que yo escribieron hace mucho tiempo. Si ese es mi sueño y realmente creo que puedo lograrlo, voy a lograrlo?
No puedo pagarme ni la escuela teórica ni las clases prácticas, no tengo oído musical ni personas cercanas que puedan ayudarme. Realmente creo que en algún momento de la vida voy a poder lograrlo (claro que cuando me agarran delirios de grandeza creo que puedo hacerlo tan bien y tan rápido que voy a lograr una mínima fama... sí claro, seguí soñando), pero si no tengo los medios para lograrlo hay que enfrentar el hecho de que NO voy a lograrlo. Porque la vida no es una película con final feliz.
No vivo una realidad en la que el guión ya está escrito y se sabe de antemano que todo va a terminar bien, no soy un personaje motivacional ni motivado que siempre encuentra una veta en las complicaciones para lograr lo que se propone. Porque la vida no es como en las películas, y sobre todo, porque la vida no es una película
Es así, la vida no es una película. Si querés lograr algo te tenés esforzar un montón. Si querés llegar a la meta, tu meta, tenés que trabajar todo el tiempo, sin descanso y sin olvidar qué motivos te llevan a ello. Así, sí se puede. Te lo aseguro. Yo pero amo tanto lo que hago que no podría ser yo si dejara de hacerlo. ¿se entiende?
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