Lo extraño, lo extraño muchísimo, al punto de arrepentirme de (no) haber hecho lo que hice y no seguir dándole la atención que se merecía. Quiero volver a tocar, lo necesito porque me hacía bien; ok que me ponía mal cuando no me salía, ok que era pésima tocando, ok que no me animaba a hacerlo frente a otras personas, ok que sabía solamente la primera posición y con el dedo cuatro era inútil, ok a muchísimas cosas negativas, pero realmente me hacía bien. Verlo ahí tirado, abrir el estuche y ver que sigue roto porque no tengo ni tiempo ni plata para ir a arreglarlo ni para ir a seguir aprendiendo me deprime; ahora ya es un paisaje normal en mi living, pero escuchar a la razón por la cual empecé a estudiar me hace recordar todo lo que fui y todo lo que (no) soy ahora.
Hace mucho que no la escuchaba realmente, la última vez fue en el colectivo porque vi la carpeta en el mp3 y dije “bueno, hace mil que no escucho”, pero no le di la atención que se merece, como lo estoy haciendo ahora. Además, saca mi veta suicida: 306 y The Art of Suicide me hacen ver la vida de otra manera, de la que me niego a ver y me hace bien negarme (claramente no me hace bien ver venir el subte y pensar en tirarme) como vengo bien hace ya casi dos meses: fue mi “meta de año nuevo” como le dicen en las series estadounidenses, no iba a deprimirme, no iba a llorar, no iba a cortarme, no iba a ser negativa (irónicamente me hice dos marcas para recordar mi promesa, pero no es el punto importante), ya no más. Y verla en acción con sus nuevos temas y su nuevo estilo me recuerda cuando yo la vi en acción, todo eso que me generó y me hizo pensar “yo quiero ser así, quiero que mi vida sea así de musical y de mágica, quiero poder componer como ella, quiero poder plasmar mis ideas en papel y hacerle bien a otras personas, quiero eso”.
No voy a quebrarme, la música casi me está provocando y no la voy a dejar; el reproductor en random me tira el tema con el que lloré como nunca, mirándola con la boca abierta, la mano dormida filmando cualquier cosa, y pensando “no puedo creer que ella esté haciendo esto a dos metros mío”: como puse en Facebook en cuanto llegué a mi casa, “puedo morir feliz”. Me inspira, me emociona, me deprime, me alegra, me quema neuronas cuando lo necesito, me da todo eso que solamente la música puede darme, gracias infinitas Emilie Autumn por haberme pateado a empezar a realizar lo que desde que escuché música por primera vez quise: ser y hacer música.
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