Como le dije a González, “fue un ciclo que siento que se terminó”; como me dijo González, “es un trabajo, como todos”. Ambos tenemos razón, lo admitimos, y terminamos como mejor podíamos terminar: sin rencores y con deseos de volver a vernos en visitas futuras.
Ayer fue mi último día en ese local hermoso y mal construido (ediliciamente, porque los que lo hicimos a pulmón para que hoy sea lo que es fuimos nosotros, el grupo inicial, y lo construimos lo mejor que nos salió), donde tuve tantas alegrías y malos ratos, donde pasaron tantas cosas que no me alcanzaría un día entero para escribir todas las anécdotas que en el futuro me acordaré y seguiré contando, donde conocí gente hermosa con la que espero seguir en contacto… En fin, un lugar constructor de recuerdos.
No quiero ponerme sentimental, ayer estuve emocionada toda la tarde mientras cada uno de quienes sabían que era mi último día me despedían al terminar el turno, a la noche escribí con todo el detalle que pude las despedidas con las diferentes personas en mi libreta y volví a emocionarme, y hoy sigo recordando lo que significó este trabajo para mí. Significó mi primer empleo en blanco, mi primer jefe real, mis primeras presiones laborales, mis primeros “no” a mis reclamos, mi primera experiencia real para mi currículum; conocer gente de todo tipo, aprender a aceptar lo que venía y quererlo igual, soportar hasta un punto inexplicable cosas que los demás no soportarían solamente por el hecho de quedarme así no dejar solos a mis compañeros, ser burlada a la vez y aprender a que no me afecte… (Otra vez) En fin, en una palabra, significó Wendy’s.
“Se siente como antes de mudarse: cuando no querés dejar tu vieja casa por todo lo que significa, pero sabés que la que viene es mejor “, “This is the End of an Era. GRACIAS Wendy’s por TANTO ♥” decían mis estados de Facebook. Y así es: terminó algo que en el momento no me gustó que termine… Pero sé que lo que venga será mejor.
Wendysta forever.
No hay comentarios:
Publicar un comentario