lunes, 18 de noviembre de 2013

Escribir, sentir, hacer

Escribo porque volviste a aparecer, porque te había matado y reviviste. Escribo porque me lo piden, porque dicen que soy buena y me hace bien. Escribo porque la historia no se puede borrar, y todo es verdad: volviste a aparecer y soy buena escribiendo (o eso creo).

Fue en un sueño donde te volví a ver, y no precisamente de una manera agradable. Apareciste, me hablaste, me hiciste mal y te fuiste; o al menos eso es lo que recuerdo, tal y como fue en la vida real. No, no fue así: en la vida real apareciste, me hablaste, me hiciste bien, fuiste mi amigo, y después de todo lo que pasó durante diez años, me hiciste mal y te fuiste. No necesito remover todo eso, el pasado no va a cambiar porque yo quiera, el hecho de que te haya matado mentalmente una y otra y otra vez va a seguir estando, pero no por eso vas a haber muerto en mis sueños, ni en la vida real. No quiero seguir con esto, necesito no seguir con esto, voy a volver a tener quince años si sigo escribiendo. Vos, para mí, estás muerto; y cuando tenga la chance, te voy a matar en la vida real, o por lo menos te voy a dejar tan herido que vas a tardar en recuperarte.
Escribir, tocar el violín, narrar, pintar, crear, ser algo en la vida haciendo algo que me haga feliz. No suena como algo que pueda pasarme. Por qué? Porque me frustro, porque siento que no sirvo, porque veo la nada que logro y pienso “para qué seguir esforzándome, si no sirve para nada?”. Por eso no escribo, no toco violín, no narro cuentos, no pinto, no creo absolutamente nada: mi última creación fueron las tapas de un libro que jamás llegó a terminarse por, justamente, mi falta de ánimo y desconfianza en lo que podía ser. “Sí, vamos a terminar el libro y va a ser un perfecto regalo de Navidad, así que nomás tengo que hacer uno o dos más, o mejorar alguno que ya tenga, y listo! Libro terminado, objetivo cumplido”. Esa ilusión llegó hasta pintar las tapas de color violáceo y cortarlas en tamaño A4, no más allá de eso. Por qué? Supongo que el hecho de tener que escribir para los demás hizo que se me fuera la motivación de escribir por y para mí misma. Escribía cuando me deprimía, cuando tenía un buen sueño, o sencillamente, me venía en gana; ahora trabajo, salgo, y solamente pienso en las cosas malas cada tanto, cuando me agarra un ataque nocturno.


Ahora ya no puedo, no me sale hacer nada. Lo único que me hace bien es estudiar Japonés, que aunque estoy totalmente segura de que jamás voy a poder ir a Japón, me pone contenta estudiarlo y aprenderlo; ya ni siquiera la esperanza de ir a Londres me motiva a ir a Inglés dos veces por semana (si total, hablar ya sé, y me hago entender con los angloparlantes). No tengo esperanza para nada, no creo tener un futuro, no me veo conquistando metas de aquí a cierta cantidad de años. Qué es lo que veo? Un trabajo mediocre de aquí a que me muera, porque sin estudios, no se llega a ningún lado… No?

No hay comentarios:

Publicar un comentario