Escribo porque
volviste a aparecer, porque te había matado y reviviste. Escribo porque me lo
piden, porque dicen que soy buena y me hace bien. Escribo porque la historia no
se puede borrar, y todo es verdad: volviste a aparecer y soy buena escribiendo
(o eso creo).
Fue en un sueño
donde te volví a ver, y no precisamente de una manera agradable. Apareciste, me
hablaste, me hiciste mal y te fuiste; o al menos eso es lo que recuerdo, tal y
como fue en la vida real. No, no fue así: en la vida real apareciste, me
hablaste, me hiciste bien, fuiste mi amigo, y después de todo lo que pasó
durante diez años, me hiciste mal y te fuiste. No necesito remover todo eso, el
pasado no va a cambiar porque yo quiera, el hecho de que te haya matado
mentalmente una y otra y otra vez va a seguir estando, pero no por eso vas a
haber muerto en mis sueños, ni en la vida real. No quiero seguir con esto,
necesito no seguir con esto, voy a volver a tener quince años si sigo
escribiendo. Vos, para mí, estás muerto; y cuando tenga la chance, te voy a
matar en la vida real, o por lo menos te voy a dejar tan herido que vas a
tardar en recuperarte.
Escribir, tocar
el violín, narrar, pintar, crear, ser algo
en la vida haciendo algo que me haga feliz. No suena como algo que pueda
pasarme. Por qué? Porque me frustro, porque siento que no sirvo, porque veo la nada que logro y pienso “para qué seguir
esforzándome, si no sirve para nada?”. Por eso no escribo, no toco violín, no
narro cuentos, no pinto, no creo absolutamente nada: mi última creación fueron
las tapas de un libro que jamás llegó a terminarse por, justamente, mi falta de
ánimo y desconfianza en lo que podía ser. “Sí, vamos a terminar el libro y va a
ser un perfecto regalo de Navidad, así que nomás tengo que hacer uno o dos más,
o mejorar alguno que ya tenga, y listo! Libro terminado, objetivo cumplido”.
Esa ilusión llegó hasta pintar las tapas de color violáceo y cortarlas en
tamaño A4, no más allá de eso. Por qué? Supongo que el hecho de tener que
escribir para los demás hizo que se me fuera la motivación de escribir por y
para mí misma. Escribía cuando me deprimía, cuando tenía un buen sueño, o
sencillamente, me venía en gana; ahora trabajo, salgo, y solamente pienso en
las cosas malas cada tanto, cuando me agarra un ataque nocturno.
Ahora ya no
puedo, no me sale hacer nada. Lo único que me hace bien es estudiar Japonés,
que aunque estoy totalmente segura de que jamás voy a poder ir a Japón, me pone
contenta estudiarlo y aprenderlo; ya ni siquiera la esperanza de ir a Londres
me motiva a ir a Inglés dos veces por semana (si total, hablar ya sé, y me hago
entender con los angloparlantes). No tengo esperanza para nada, no creo tener
un futuro, no me veo conquistando metas de aquí a cierta cantidad de años. Qué es
lo que veo? Un trabajo mediocre de aquí a que me muera, porque sin estudios, no
se llega a ningún lado… No?
No hay comentarios:
Publicar un comentario