viernes, 11 de julio de 2014

I have a Crush on a Breaker

Cuánto hace que no me pasaba esto! Tener un crush así de fuerte no lo tenía hace un buen rato… El último que recuerdo que me hizo retorcer las tripas fue [Marzo/Abril], y sabemos que eso no terminó bien. Pero por suerte, con este no hay nada que hacer más que soportarlo. De qué mierda estoy hablando? Pues de mi último vicio musical: Breakerz, una banda de rock japonesa.

Los conocí por un manga. Qué tiene que ver? Esta es la cadena: me gusta un manga que se llama Love Stage, del cual este miércoles salió el primer episodio de la versión animada. Investigando un poco, me entero que uno de los personajes está basado en el hermano de una de las autoras del manga. Obviamente, empiezo a investigar a dicha persona.
El personaje se llama Shougo y la persona, Daigo; tienen en común que Shougo se escribe con el kanji (símbolo) de “chiquito” (Shou), mientras que Daigo se escribe con el kanji de “grande” (Dai), y ambos comparten el kanji de “go”(que tengo entendido que es “lago”. Además, el personaje es cantante en una banda que se llama Crusherz, con dos compañeros: Rinpei y Haru; Daigo tiene una banda en la vida real que se llama Breakerz con dos personas más: Shinpei y Akihide. En el manga, Shougo se enamora de otro hombre, Rei, y no es correspondido. Se dice que todas sus canciones de amor (de los Crusherz) son para Rei, pero nunca se muestra una letra de canción; pero al leer las canciones de Breakerz, hay muchas que son románticas y no tengo mejor idea que pensar que algo así podría haberle escrito Shougo a Rei (como Hey, cantaré incluso cien veces... Hey, rezaré incluso un millón de veces... No importa cuánto, aunque no te alcance. Seguiré cantando para tí). Y como última cosa, la mangaka (autora) lo sacó MUY bien al personaje y es MUY parecido el Shougo del dibujo al Daigo de la vida real, incluso tomó parte de su vestuario en los shows para dibujarlo; y como para coronar todo, Daigo le pone la voz al Shougo del anime.

En fin, son muchísimas coincidencias que OBVIAMENTE son a propósito para los que nos ponemos a investigar un poco. Todo eso derivó en un crush impresionante con la banda Breakerz, que es básicamente lo único que escucho hace una semana, y sobre todo con Daigo, porque hasta busqué su discografía como solista y vi videos donde da entrevistas o canta en programas de televisión de Japón.

Hay que verle el lado positivo a todo, porque sino nos desmoronamos. Qué lo positivo de un crush insoportable con un músico japonés que de seguro apenas sabe que mi país existe? Primero que nada, que mi novio me banca y no se enoja ni se molesta cuando me pongo a hablar de manga o anime o de la banda en sí misma. Además, muchas de sus canciones tienen una energía interna impresionante que me hace tener yo esa energía y quiero andar bailando por donde sea que lo escuche (mi casa, la calle, el bondi). Después, estoy viendo muchos videos en japonés, la mayoría sin subtítulos o con subtítulos EN japonés mismo, cosa que me hace practicar el idioma que apenas estoy aprendiendo hace un año y medio. Y lo mejor de todo: estoy realmente aprendiendo japonés, tanto por leer las letras de los temas y aprender palabras o estructuras nuevas, como por los videos hablados (por suerte, no tiene pronunciaciones raras como el inglés, que se escribe de una manera y se dice de otra, por lo que es mucho más fácil seguirle el ritmo a lo que dicen y no confundir palabras).
Eso fue lo positivo, que es bastante, pero lo negativo no deja de existir: no puedo dejar de pensar en ellos (sobre todo en Daigo, con el que tengo un crush fuertísimo que me hace doler la panza cada vez que pienso en él o lo veo cantar y besarse con Akihide en Real Love), es lo único que escucho hace muchos días, los quiero tanto que quiero llorar de lo que me hacen sentir, me ilusiono con una visita de ellos o de él cuando se sabe que eso jamás va a pasar, imagino ser groupie y hacer dirty stuff con Daigo y diciéndole cosas en japonés para que me entienda, fantaseo con viajar a Japón y poder enganchar un concierto suyo… En fin, muchísimas cosas que no van a pasar. Pero quedémonos con lo positivo: estoy aprendiendo japonés, me gusta aprenderlo, me interesa seguir aprendiendo, y quizás algún día tenga el dinero suficiente para viajar aunque sea unos días para poder decir “yo estuve acá” (y quizás, enganchar un concierto de Daigo, pero eso es mucho pedir).



Eso es todo, necesitaba descargar todo mi amor y calentura en alguna parte donde no me odien por el spam de J-Rock que nadie entiende. Así que denle play a esta canción y bailen conmigo que me imagino estar bailando ahí con Daigo y su copa de champagne

martes, 1 de abril de 2014

Mi Religión

No sé porqué hoy, o porqué ahora, siendo las 12:54 de la medianoche, que se me ocurre escribir esto, después de tanto sin escribir ni publicar nada. Quizá sea por haber escuchado y visto una canción que marcó un momento importante para mí. El video que se ve abajo, se lo mostré a mi abuelo un domingo al mediodía en su casa, por una razón que no recuerdo demasiado bien; pero sí recuerdo que le gustó, y mucho. Es una versión del Ave María clásico, cantada por la gran Tarja Turunen, ex Nightwish y actual cantante solista. Háganme el favor y tómense un ratito para deleitar su sentido del oído.


Y esto me hizo pensar  en el poder místico y mágico quizás, de la música. Él, un hombre de (en ese momento) unos setenta y pico de años, escuchó a una nueva cantante con un estilo diferente al que estaba acostumbrado, le gustó, se emocionó, e incluso me pidió que le bajara el audio a la computadora. Ahora no sé qué será de ese audio, o si siquiera él se acuerde de este episodio que estoy relatando, pero para mí fue importantísimo.
Creo que si la música en sí misma, tomando forma cuasi-física en una canción, de melodía y letra definidas, puede tener el poder de emocionar a las personas, de hacerlas sentir tanto bien como mal, tanto reconfortadas como solitarias, debería ser esto en lo que yo crea. No creer en dioses que jamás aparecen ni hacen nada por mí, no creer en la gente que termina decepcionándome, no creer en cosas divinas que no tienen manifestaciones reales; sino creer en lo que a mí me hace bien y me ayuda a superar día a día las dificultades que el mundo me presenta. Y eso que a mí me ayuda es, justamente, la música. Poder poner un cierto tipo de música en un cierto tipo de circunstancia o para lograr un cierto estado de ánimo, o por el contrario, poder cambiar de un estado a otro gracias a la música, en eso creo y quiero creer. La música no decepciona, a lo sumo puede no gustar; la música no hace mal por sí sola, sino que las personas le damos ese efecto; la música puede tener múltiples usos, utilidades, y consecuencias en la vida. Los dioses (en realidad, el Dios cristiano) en los que me enseñaron a creer requieren que hagamos cosas por ellos, cuando ellos no siempre hacen algo por nosotros; no están ahí cada vez que los necesitamos,  pero nosotros tenemos que estar siempre para ellos; y así miles de ejemplos más. (Cabe aclarar que fui católica durante un tiempo, llegué a estar muy metida en ese tema, pero al tiempo y justamente por esa decepción de la que hablaba antes, me terminé alejando. Citando una canción, si hay un Dios, algo tiene que hacer. Y ese Dios, tiene que aparecer; y a mí ese Dios no me apareció cuando más lo necesitaba, por eso me alejé.)

Para dejar de dar tantas vueltas sobre el mismo tema, la conclusión es que espero que hayan entendido mis creencias, espero que no intenten convencerme que ese Dios que quieren imponerme es lo mejor del universo y va a ayudarme en mis peores momentos, espero que aunque no compartan lo que pienso, respeten mis creencias. Espero que no me regañen cuando gasto gran parte de mi capital en recitales, porque así como los cristianos van a las misas, yo voy a los recitales como evento que reafirma y refuerza mis creencias, porque el artista es quien canta las palabras que me hacen bien, así como el cura recita los salmos que a ellos les hacen bien. Espero que, bueno, escuchen música si no lo hacen, por lo menos para intentar sentir una probadita de ese poder emotivo que la música contiene; si no les produce nada, por lo menos lo intentaron, y si de hecho les produce algo, van a sentir una de las mejores cosas que existen en el arcoíris de emociones.

Como final, esta es una frase del tema que estaba escuchando cuando decidí escribir esto:
Our love will go on until the tears are gone (Until Silence – Tarja Turunen)
Interprétenlo como quieran, lo dejo a su criterio.

miércoles, 29 de enero de 2014

Sentir, o no sentir. Esa es la cuestión (capítulo Música)

Hoy, en “Mi Cerebro no me da Descanso”: la Música.

Personalmente, creo que la música está hecha para hacernos reflexionar, por eso todos tenemos diferentes gustos musicales: a algunos les gusta reflexionar sobre el amor, el dolor, la muerte, la realidad, la política, etc. Eso ya es sabido; ahora, lo que está pasando últimamente, es que no puedo escuchar cierta música. Por qué? No lo sé, y me gustaría saberlo. Desde hace un tiempo, me vengo dando cuenta que estoy dejando de lado varias bandas de mi lista de “fundamentales”, y no me está gustando; como si al escucharlos se me vinieran todos los malos recuerdos de cuando los empecé a escuchar, y no en todo lo que pasó desde ese entonces hasta ahora que me hizo crecer mentalmente (cabe aclarar que cuando empezaba a escuchar música, tenía la edad física y mental de una nena emo depresiva y suicida).
Si bien ahora estoy mejor, no logro verle lo bueno a las letras. Por ejemplo, ayer tenía Memory de Epica en la cabeza, y cuando fui a una página a repasar la letra, se me armó uno de esos nudos estomacales de los que tanto ya he hablado en anteriores entradas. No podía pensar, entre estar viendo un anime no del todo feliz, y tener esa canción en la cabeza, retrocedí emocionalmente varios años. Por qué? No lo sé, y me gustaría saberlo.

Qué necesidad de sentirse mal por nada, por nimiedades como una canción o una serie? Por qué no sentirse mal por la realidad y sí por la ficción? Se sabe que en la vida real, yo no tengo sentimientos, o tengo muy pocos, pero en la vida no-real (tanto ficticia de las series como interna de lo que me hace sentir), siento absolutamente todo. Cierta gente diría “no será que te escudás en las series y la música para permitirte sentir, cuando en realidad deberías sentir en la vida real?”. No lo sé, y no sé si quiero saberlo. No sé si quiero saber qué me pasa, o el porqué de lo que hago o siento o dejo de hacer o de sentir; no sé si quiero saber, porque creo que va a hacerme peor saber que no saber.

Por ahora, prefiero seguir escudándome en las vidas ficticias de mis anime y en las letras de canciones que tanto tienen para generar… que concentrarme en mi vida real y empezar a sentir todas las mierdas que me guardé por años. 
Por ahora, me voy a calzar los auriculares y a salir a la calle, como una especie de balance que, por más frágil que sea, por el momento existe, y hay que aprovecharlo.


domingo, 5 de enero de 2014

Sukisyo, Yoru, y las Cadenas del Pasado

Minuto 04:37 y toda la escena que le sigue

Lo que aparece ahí arriba es el anteúltimo episodio de Sukisyo, un anime que empieza como un yaoi tierno y termina involucrando un experimento psicológico bastante complicado. A qué viene que, así de la nada, postee un video de uno de los tantos anime que miro? A que me afectó, mucho, esta escena. Primero, mejor, dar un marco sobre de qué se trata esto…
Sora es un chico que tiene un accidente (se cae de un cuarto piso), y cuando despierta, no recuerda muchas cosas. A esto se suma que tiene una doble personalidad, Yoru, que está enamorado de Ran (la doble personalidad de Sunao, amigo de Sora). Así dicho suena como a mucho, y es que son cuatro personajes en dos cuerpos. Sora no puede controlar a Yoru, pero sabe de su existencia. En este momento de la serie, Sora está siendo manipulado por el experimento, y cree que Yoru puede serle de ayuda: en ese minuto marcado, la escena trascurre como si fuera dentro de la propia mente de Sora, donde él y Yoru mantienen una conversación. Yoru no quiere que Sora recupere sus recuerdos, pero el lucha para romper esas cadenas que le impiden saber qué pasó el resto de su vida anterior al accidente.

Ahora sí, mi parte. Creo que es bastante obvio, si hay alguien que se gasta en leer lo que escribo, ya debe saber que tengo problemas para recordar las cosas: o directamente no las recuerdo, o mi mente “inventa” recuerdos en base a explicaciones de terceros o fotos sobre cierto evento. Siempre doy el mismo ejemplo: recital de Muse en La Plata, 2011; puedo jurar y recontra jurar que tocaron New Born, pero no fue así. Qué pasó entonces? Mi cerebro puso en una cacerola las imágenes del recital, el audio de la canción original, y el sentimiento de estar ahí, agarró un cucharón y mezcló todo. El resultado: un recuerdo inventado de que Muse tocó New Born en La Plata. Mentira, pero para mi mente fue verdad. Y así con muchas otras cosas.
La relación mía con Sora y Yoru es que yo no tengo un Yoru que, como se vio en el episodio siguiente, me ayude a recuperar mi vida tal y como debe ser. En esa escena, le pedía que no viera sus recuerdos, pero cuando los vio, dejó a Sora y desapareció como doble personalidad. Yo tengo mis “otros yo”, que no los controlo pero tampoco los dejo tomar control sobre mí (o casi nunca lo logran), y lo único que hacen es traerme problemas emocionales. Quiero un Yoru que me ayude a recuperar mis recuerdos, que salga cuando necesito ser fuerte ante situaciones que superan mi estabilidad emocional, que… Bueno, me gustaría tener un Yoru que me ayude a lidiar con mi vida, con quien poder hablar y preguntarle sobre ciertas cosas que me pasan. En la serie, Yoru nació frente a una situación traumática, a mí no me nació nadie, por eso será que muchas veces me siento más sola que una planta en el asfalto.

En fin, quería compartir eso nada más. Es lo que me salió después de terminar de ver Sukisyo y necesitaba decirlo. Para Navidad me regalaron una libreta en blanco, pero no puedo escribir ahí, no me da, no puedo, no me sale, me bloquea… Será que conozco las intenciones detrás de la persona que me la regaló? No lo sé, y no sé si quiero saberlo tampoco. Por eso escribo acá, internet es seguro y me hace sentir bien, me sirve.
Ya no sé ni lo que digo, y esto se extendió demasiado. Cambio y fuera.